Lo absurdo de una competición


La finalidad de una competición de golf para niños siempre debe ser la convivencia entre ellos, el respeto por la naturaleza, aprender las reglas y, en último lugar, la competitividad en sí. 

En Andalucía se celebra el Pequecircuito de golf, que reune a niños desde 5 hasta 12 años por los campos de golf andaluces. El circuito consta de 4 pruebas y una final en su primera fase del año, y después del verano, 2 pruebas y otra final. Como en cualquier competición, los niños aspiran a quedar en lo más alto de la misma al final del año. Pero el verdadero fin del Pequecircuito debería ser el adiestramiento de los más pequeños en la práctica de este deporte y que sirva de lanzadera hacia el Circuito de golf de Andalucía y otras competiciones a nivel nacional.

Pues nada más lejos de la realidad. Este Chapu-circuito, como yo le llamo, es la absurdez de una competición elevado a su máximo exponente. 

La principal "regla" de este circuito es que en cada competición los padres no pueden acompañar a sus hijos durante el recorrido. La excusa: los padres ponen nerviosos a los niños. ¿? Para ir acompañando a las distintas partidas se disponen de "marcadores", que no son más que los mismos padres o acompañantes que sean voluntarios y que además no puedan marcar a sus hijos. 

En mi larga experiencia por el Pequecircuito, he ido comprobando no sólo la ineptitud de algunos (muchos) marcadores por desconocimiento de las reglas, pero es que además, hay marcadores que "sacan" a los niños de las partidas desde el primer momento, por su inseguridad y su nerviosismo, y esto se trasmite a los pequeños jugadores. 

En mi caso, hoy en la partida de mi hijo, iba una marcadora. Entiendo su voluntad de hacer las cosas bien, de ayudar, pero si no sabes las reglas, principal motivo por el que están los niños en la competición, no lo olvidemos, esta persona no puede ser marcadora de una partida. Y para muestra, un botón: primer golpe de salida de uno de los hoyos de un niño al agua, este dropa con penalidad y el siguiente golpe lo anota como...¡el cuarto!; cuando dropa desde agua lateral, obviamente con penalidad, lo hace a ¡un palo de distancia del obstáculo!; amenaza a un niño diciendo que si no se da prisa por salir del tee de salida, ¡lo descalifica!; lo hace patear desde dentro del green ¡con la bandera puesta! Como pueden comprender, el resultado de la tarjeta, en estos casos, es lo de menos. La experiencia adquiridad, totalmente negativa y destructiva para el pequeño golfista.

¿Esto ayuda a la competición? ¿No sería mejor "obligar" a los padres a ir con la partida de los niños, como acompañantes y marcadores? ¿Tanto trabajo cuesta hacer las cosas más simples? 

Si en las competiciones de profesionales llevan un caddie para aconsejar, acompañar y consolar a los jugadores, ¿por qué en una competición de niños de menos de 12 años no pueden ir sus padres haciendo esta labor?


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